Estructura del Sol y las manchas solares
· Descubre una nueva interpretación del Sol y comprende desde mi teoría qué son, cómo se forman y por qué las manchas solares siguen siendo un misterio para la ciencia.
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Extracto de mi libro © «Por qué brillan las estrellas»
12/11/2025 ― Sobre nuestra estrella preferida se ha escrito mucho a lo largo de la historia, e incluso se le ha venerado. Y no es para menos, ya que es el principal responsable de nuestra existencia.
Lo que no entiendo muy bien son las múltiples ideas erróneas que la ciencia sostiene respecto al Sol y en general sobre las estrellas.
Nueva teoría sobre las manchas solares y la estructura del Sol
Te voy a contar varias de esas paridas que, sin certificado de veracidad, se van diseminando irracionalmente por los diversos medios divulgativos. Seguro que alguna de estas afirmaciones te resulta familiar.
Ciertos divulgadores afirman que el Sol ha cambiado en ocasiones el sentido de giro. También se ha dicho que el Sol invierte su campo magnético en ciertos momentos, e incluso, que nuestro astro posee varios campos magnéticos. Y por si esto es poco, habrás escuchado que el Sol lanza partículas al espacio con el consiguiente peligro para la Tierra.
Nada de todo eso que «dicen que dicen» es coherente. Ni tan siquiera la percepción que tenemos de nuestro astro es real.
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Ponte cómodo porque creo que te gustará descubrir otra propuesta más razonable. Durante miles de años, no sé exactamente cuántos, la humanidad consideró que el Sol era dios. Ahora veremos el tiempo que transcurrirá para que se acepte mi modelo de Sol, que no es otra idea inconexa, sino el resultado de un estudio sencillo pero lógico de nuestra estrella favorita.
Para ofrecerte mi opinión personal sobre el Sol, asumiré como válidos los datos que ofrece la ciencia en cuanto a su composición: el Sol es un astro compuesto básicamente de hidrógeno en su mayoría y helio.
A causa de su gran tamaño y fuerte gravedad, nuestra estrella debe poseer una estructura líquida muy densa, quizá este sea el cuarto estado de la materia. En cualquier caso, no es relevante para mi planteamiento.
La realidad es que ninguno de los elementos del Sol puede producir ondas en el espectro visible. Las frecuencias de oscilación de los campos magnéticos de sus átomos son invisibles debido a la fusión nuclear. En definitiva, todas las ondas generadas por el Sol tienen frecuencias superiores a los ultravioleta.
Aquí nos encontramos ante la primera discrepancia respecto al conocimiento actual: el Sol es un astro oscuro que no emite ondas visibles. Esta característica no es exclusiva de nuestro astro. En el capítulo Las estrellas sostengo que todas las estrellas comparten la misma peculiaridad: astros oscuros que no emiten luz.
Un aspecto más a considerar: el Sol carece de magnetismo y mucho menos dispone de algún campo magnético. Nuestro astro no contiene hierro ni ningún elemento con campos magnéticos «domesticables». Por lo tanto, no puede ofrecer un campo magnético uniforme ni zonal.
Por si acaso este planteamiento no te convence, debo recordarte que cualquier campo magnético desaparece a partir de los 500 °C. No estoy seguro, pero creo que el Sol tiene algo más de temperatura. Conclusión: el Sol no cambia ni invierte cíclicamente su polaridad magnética.
Otra característica relevante es que el Sol no ha invertido su masa de norte a sur. Es lógico que, al ser una masa densa, la velocidad de rotación del ecuador sea distinta de la de los polos. Por otro lado, el sentido de giro rotacional antihorario del Sol es inmutable, al igual que todos los astros de nuestra galaxia.
Respecto a las partículas que el Sol aparentemente arroja al espacio exterior, dudo mucho que eso ocurra. No creo que ningún elemento con masa pueda escapar de la inmensa fuerza gravitatoria del Sol. Si tienes ocasión de observar algún video de la corona solar con sus grandes erupciones de llamaradas, comprobarás de forma clara que todas las partículas regresan al Sol. Esas erupciones consisten en átomos de hidrógeno o helio que, al poseer masa, retornan fielmente a casa.
Como has observado, he desmitificado ciertos aspectos del Sol. Si algún estirado pretende tirarlos por tierra, se lo tendrá que currar mucho.
Irremediablemente ahora tenemos que afrontar el título del libro, «Por qué brillan las estrellas». Por tanto, si te he afirmado que el Sol es un astro oscuro que no emite luz visible, ¿por qué lo vemos brillar? Supongo que estabas esperando esta cuestión.
Nuestra estrella, al igual que el resto, no emiten luz visible. Es más, a los agujeros negros les pasa algo similar. Un aspecto revelador que te cuento en su capítulo específico.
Todas las estrellas poseen una corona, que podríamos describirla como su atmósfera. En el caso del Sol, su corona está compuesta por átomos de hidrógeno o helio que continuamente son expulsados de manera violenta al exterior. Esto se debe a las grandes explosiones originadas por la fusión nuclear de miles de millones de átomos de hidrógeno en el centro de la estrella. Estos átomos son de nuevo atrapados por la gravedad y devueltos al Sol. En ese trayecto, la frecuencia de oscilación de los átomos desciende, lo que se entiende en la práctica como descenso de temperatura. En ese tránsito los átomos oscilan a frecuencias visibles.
Llegados a este punto, puedo asegurarte que del Sol solo escapan ondas de radiofrecuencia. Unas son visibles y proceden de la corona solar. Otras, las invisibles, las denomino AUHF ―Atomic Ultra High Frequency― y comprenden todas las frecuencias superiores a los ultravioleta. Estas se generan en el núcleo del Sol.
En tal caso, si del Sol no se libera nada que tenga masa, ¿qué es el viento solar? La ciencia tiene evidencias de que del Sol nos llegan partículas como electrones. La cuestión es si estas partículas provienen del Sol o se encuentran vagando por el espacio y son arrastradas con el bombardeo de las ondas solares.
Otro aspecto que debemos tener presente, es que todas las frecuencias visibles y no visibles emitidas por el Sol están compuestas por fotones. Esta particularidad ya te he explicado que son inherentes de las ondas helicoidales, por lo tanto, los fotones se pueden percibir como si fueran partículas y ello puede llevar a confusión a la comunidad científica. No obstante, me reafirmo, del Sol no escapa ninguna partícula con masa.
Si observas un meteorito, podrás comprobar cómo su cola, dependiendo de su trayectoria, va delante del cometa o detrás. En realidad, siempre se sitúan en oposición al Sol. Su cola se ilumina debido a los átomos libres que se encuentran en el espacio y que son golpeados contra el meteorito por la radiación solar ―viento solar―. En esta colisión, los átomos entran en una oscilación visible, lo que permite observarlos.
Con mi exposición quiero dejarte claro que estoy convencido de que llegan a la Tierra partículas como consecuencia del viento solar. Lo que cuestiono es el origen de esas partículas.
Reinterpretando qué son las manchas solares y su origen
Ahora que ya te he estructurado el Sol desde mi perspectiva, quizá te guste conocer mi punto de vista sobre las manchas solares.

La radiación de las ondas AUHF no se libera del Sol por cualquier parte, en su mayoría, por no decir en su totalidad, escapa a través de las manchas solares o agujeros de la corona solar. Dependiendo de los tamaños de las manchas solares y de su cantidad, llegan a la Tierra estas ondas AUHF en mayor o menor proporción. Una radiación tan dañina para la vida en la Tierra.
Fíjate, las manchas solares son en realidad agujeros de la corona solar que nos permiten ver el Sol a través de ellos. Ahora entiendes por qué afirmo que las estrellas son astros oscuros y carentes de luz.
Te voy a contar algunos detalles curiosos sobre los agujeros negros. Perdón, manchas solares.
Te propongo un símil terrestre que comprenderás con facilidad, las manchas solares son como volcanes en la «corteza» solar. Por medio de estos orificios de escape se liberan todas las radiaciones poderosas e invisibles que llegan a la Tierra. Son ondas del rango de frecuencias de los rayos x, alfa, beta y gamma. Son tan energéticas que pueden dañar equipos electrónicos, satélites y mucho más. Debido a su corta longitud de onda, es posible que afecten o modifiquen las células de cualquier ser vivo.
No obstante, no todo es nefasto. La parte amable y colorida de estas radiaciones son las auroras boreales, aunque siguen siendo muy peligrosas.
Existe otro aspecto interesante que te comento de pasada: estas ondas, a pesar de su capacidad para dañar y modificar estructuras celulares, son las responsables de la gran riqueza biológica que disponemos en nuestro planeta. ¡Qué paradoja!
Estas ondas pueden crear modificaciones aleatorias en la información genética de las células creando al azar un sinfín de nuevas especies animales y vegetales. Otra faceta curiosa de los agujeros de la corona solar es su actividad cíclica. Un aspecto que te comento en algunos capítulos.
El Sol es muy enigmático, su núcleo se comporta como un corazón. Desde nuestra perspectiva de espacio tiempo, su pulso es lento, bombea cada once años. Esta es una observación del promedio de la estadística, pero cuando se analiza de cerca el gráfico comprobamos que en ocasiones lo hace a los diez años, doce años, incluso puede dar un susto puntual fuera de los ciclos establecidos.
Debo añadirte que el ciclo de once años es el más corto. El siguiente subciclo es cada 22 años. Y así sucesivamente hasta llegar a interciclos de cientos o miles de años correspondientes a las glaciaciones. Este modelo cíclico del Sol se mantiene desde hace millones de años. Toda una disciplina científica por desarrollar.
Quizá este detalle te aclare alguna duda. Justo cuando aumenta la actividad de las manchas solares, recibimos mayor radiación AUHF. Precisamente en este aspecto me baso para afirmar que todo el flujo de radiación maligna emana por los agujeros solares.
Antes de concluir este capítulo tan soleado, te recordaré que, según mi planteamiento, el cambio climático se escribe cíclicamente en el Sol y no en la Tierra, como nos venden los medios de comunicación. Así te lo explico en los capítulos específicos de este libro.
Ahora ya conoces un poco más por qué brillan las estrellas. Cada vez que mires el Sol, recuerda agradecer a la corona solar que esté ahí, iluminando esa estrella tan oscura. ― Juan Vicente Santacreu
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Te propongo este artículo:
Conoce la física de las auroras boreales y cómo se producen ― La explicación científica de este fenómeno visual tan bonito está llena de lagunas, pero quizás con esta nueva visión la ciencia de un paso más en la comprensión de las ondas que nos llegan del Sol.
3010 - En la sociedad contemporánea, la ciencia y la tecnología son indispensables para resolver los desafíos más urgentes a los que se enfrenta la humanidad.
♦ Algunos datos curiosos ►
El Sol no es ese horno magnético y luminoso que nos han hecho creer, sino una masa densa, silenciosa y oscura, cuya energía se expresa a través de su atmósfera exterior, la corona solar. Su aparente brillo no proviene de la masa del astro, sino de las ondas que atraviesan esa envoltura, donde las frecuencias se transforman en luz visible. Tampoco existen campos magnéticos reales: a esas temperaturas extremas, los electrones no pueden mantener corrientes eléctricas clásicas.
Más bien transitan de átomo en átomo, como en una superconductividad inversa donde el movimiento disminuye con la temperatura. El llamado «magnetismo solar» no es más que un espejismo óptico detectado por el efecto Zeeman, un fenómeno visual que refleja la interacción de la luz con los átomos, no la existencia de un imán gigante. El Sol pulsa y respira en ciclos, enviando radiaciones que modelan la vida y el clima terrestre. Una estrella oscura que, paradójicamente, nos da la luz.
